viernes, 10 de octubre de 2008

seis

A la deriva en un barquito de papel que va cayendo por el excusado.
Torbellino de emociones, que fluyen como el vómito... agradable imagen de mi misma manejando camiones aferrada a la tasa del w.c. gritando a los mil demonios por qué no me trae un holograma de ti.

Así podría estar... pero no lo estoy. Miro mi muñeca, y sí, hay momentos en que deseo rebanármela y enviársela a tus padres por correo, pero la contención mental está de mi lado hoy y prefiero seguir con mis dos extremidades intactas, para escribirte estas cuatro letras que creo no leerás... o tal vez sí, ¡qué diablos!

Octavio Paz dijo una vez que la historia es nuestro camino de perfección. Pues bien, al paso que vamos la mejora no se ve inminente, todo lo contrario, se ve lejana, distante y tortuosa, seamos realistas. Tú y yo, never como dicen los gringos, pero somos porfiadas y cuando nos dicen ¡cállate! seguimos gritando e inclusive hacemos aquel bello gesto en el cual las falanges del dedo medio se extienden mientras las otras se recogen.

¿Y qué? ¿A los noventa algún dios kitsch me reprochará haberte amado? Nones. Mi condena está aquí, en el día a día, arrastrando los grilletes del tiempo que se acumulan como el equipaje y la ropa sucia en mi clóset, del cual por cierto salí hace ya un tiempo y la verdad no me noto diferente.

¿Y tú? Tú eres libre. Te libero. Aquí, en estas teclas. Te hago libre AHORA. Vete, quédate, grita, salta, "si eres feliz yo seré feliz" [que del dicho al hecho se vuelve una mentira del porte de un buque pero yo soy teórico-práctica para mis cosas]. Hagamos lo que queramos, pretendamos por ahora, antes de despertar, que somos "libreeeeees!" y gritemos que nos amamos, que nos violamos, que nos callamos, que nos golpeamos, que nos mentimos, que nos mordemos, que nos reímos, que nos lloramos [y vaya que nos hemos llorado], que nos...

Seiseamos.