viernes, 27 de marzo de 2009

monólogo

- Tengo pena.
-¿Qué pena?
- De esas frías de otoño... donde te quedas todo el día acurrucada en la cama y deseas no tener cuerpo sino estar entera hecha de lana, de pies a cabeza tejida por manos de abuela dulce y hornea-galletas. Ganas de ser pijama o cobertor y no tener que hablarle a nadie porque sin saberlo quieres romper a llorar sin motivo alguno, así no más, ese llanto espontáneo de borracho arrepentido. Esa pena de vivir con todos los dolores reprimidos porque con algunas cosas simplemente no puedes superarlas. Lo intento y no puedo y esa frustración sólo se suma a la pena de borracho arrepentido de haber bebido, pero que volverá a beber "porque así es la vida". Y esto no lo sabe nadie porque a tí te he inventado yo. Porque siempre invento a alguien para decir todo lo que no me atrevo a decir. Pero entonces ahora ni siquiera lo digo todo-todo, porque el ánimo me cambia con cada canción que se sucede en mis oídos. Tengo pena de canción triste, de pájaro enjaulado, de esas penas porque sí, de esas penas de Snow Patrol y Smashing Pumpkins. Y no se por qué pero tengo unas horrorosas e incontenibles ganas de llorar, que puede que pasen como puede que no. Tal vez si rompo la página o borro las letras mi pena se vaya con ellas... y tú también.
- Pasó un perro...
- Si, lo vi. Pero el perro no se llevó mi pena entre sus patas, sus "Patas de perro", es culpa de Droguett mi pena.
- ¿Tienes que leer?
- Yo siempre tengo que leer. Así yo concibo al mundo, yo no lo miro, ni siquiera lo veo... yo lo leo.
- Por eso los lentes...
- Claro.
- ¿Qué pena lees?
- La del té que se enfría. Tengo que leer. Pero cualquier recuerdo me parece triste y me empaña el ojo sólo por ser del pasado, tengo pena igual que el niño y el viejo de Droguett.
- No deberías saludar así a la Nat.
- ¿Por qué no?
- Es muy masculino... casi como saludada de camionero.
- Los hombres que son camioneros son humanos. Yo soy humano, ergo, puedo saludar como hombre camionero sin verme diferente.
- Ahí es donde te engañas. Tú siempre serás Otra, siempre serás alguien que se busca.
- ¿De mi pena al existencialismo?
- Tu pena es el existencialismo. Quieres cerrarte, Lau. Quieres decir, "esta soy yo" pero sabes que no es así, que nunca-nunca encajarás por completo, proque tú eres fluir, moldearse, moverse. Y te da pena porque no tienes piso, ni certeza alguna más que dos: naciste y morirás.
- El té se me enfrió.
- Estoy en tí, cállame, es fácil.
- Si tan sólo pudiese detener mi mano. Quiero venir a la U en moto.
- ¿Ves? De pena al existencialismo a la moto ¿y no eres el caos con patas?
- Siempre lo diré, es culpa de Emar, culpa de Sartre, culpa de Droguett, es culpa de Borges. Es culpa de los libros, culpa de mi madre filósofa y de mi padre psicólogo, así que extiendo mis culpas a los griegos y a Nietsche y Freud.
- Viene el Rafa...
- ¡Dobla la hoja!
- La doblé, pero pasó de largo...
- Se te enfrió el té.
- Si, pero en la guata.
- Sigue leyendo, sigue leyendo mejor.
- ¿Por qué me gusta terminar repitiendo? Es tan cursi.
- ¿Y cómo más vas a terminar si tienes la originalidad de una papa?
- Con una puesta en abismo.

No puedo dejar de escribir así que imaginaré que dejo de hacerlo - el desdoblamiento que le dicen - me paro y me voy caminando a Dios sabe dónde.
Pero pa' no volver.

lunes, 23 de marzo de 2009

sueños despiertos

Antes, cuando yo no era la que soy ahora, tenía breves momentos en los cuales soñaba despierta, y me veía a mi misma muriendo de mil maneras, cada una más violenta y distorsionada que la anterior: unas veces me atropellaban y los cables oxidados y chispeantes atravesaban mi adolorido cuerpo, otras caía desde altas puntas de edificios y mis huesos se convertían en una masa uniforme en el suelo, unas veces una pistola perforaba mis sienes y los sesos y la sangre delineaban el contorno de mi cuerpo contra una pared, otras mis piernas yacían abiertas, mi boca abierta y los ojos entornados hacia el cielo con las uñas clavadas en una sucia alfombra de motel barato... cada muerte es distinta, y no puedo evitar imaginarme por un segundo el golpe, la colisión en cámara lenta, el hierro fundiéndose con mi piel, la sangre, el impacto... qué gore.
Pero así son mis sueños despiertos.

miércoles, 18 de marzo de 2009

teenage angst vol.2

Y aquí viene de nuevo.

Son como olas que chocan contra mi... es como lanzarse a una enormidad de mar desde un risco único.

Agua... todo lo que me rodea es el agua.
Caer, caer desde cientos de metros sin saber cuándo llegaré al tope. Cuando tocaré el suelo.
Dejo que la marea me envuelva, que cada poro se empape en la solución...

[Llega la Chío y el Jano, no se por qué pero huelen a jabón... alguien dice algo sobre una coca-cola zero.]

Es un resquicio que me quedó de la adolescencia. Adolescente, el que adolece, la Laura que escribía cada cinco renglones "me quiero morir", "Hundirme", "desaparecer", correr, arrancar, viajar, exhalarme... no ser.

¿He cambiado realmente? O ese polvoroso resquicio sigue latiendo y esparciéndose por el resto de la psiquis... tal vez si, tal vez no. Quizás, quizás.
¿Puede uno suprimir el pasado? ¿O no soy más que la suma de cientos de Lauras, de miles de Lauras que fui, que soy y que seré?
Soy la que me proyecto, la que fui y la que soy, pero cada segundo se desprende como la piel del tiempo y pasa al pasado-presente.
Presente: un regalo.

El adolescente que sufre de su presente... mi presente era la vida, mis ojos no eran más que lentes de sol, anteojeras que me impedían ver the big picture [y aquí no sé por qué me acuerdo de The Big Fish].
Me dan ganas de viajar al pasado y de abrazarme bien fuerte [si, que triste, lo se]. De golpear al Rodrigo por ser el peor amigo del planeta... aunque nadie sabe lo que hace, nadie nunca tiene la más mínima idea. Todos eramos jóvenes antes. Al menos más jóvenes que ahora.
Elucubraciones pseudo-conscientes... el adolescente...el que adolece... la niña que se quería morir... ¿que se quiere morir? ¿y por qué? ¿qué tiene de malo el pobrecito mundo?
La autodestrucción, el desgaste inexorable del pasar del tiempo. Ayer volví a sentirme con los pies hundidos en el cemento.
No, no tiene que ver contigo.
Es que ahora me siento con el puto handycap, la discapacidad a un nivel interno más profundo que lo negro de tu ojo. Es casi como si pensar me volviese grave y densa... idiota.
No importa. Mañana siempre existirá para arrepentirse del hoy. Aunque prefiero vivir en el no-tiempo.

jueves, 12 de marzo de 2009

[Vacío]







Para que veas que soy conceptual.






Y me las doy de artista.

domingo, 8 de marzo de 2009

heterogenea

Nadar contra la corriente.
Hasta el más ínfimo espermatozoide está condenado a morir si nada en la dirección opuesta a su preciado óvulo.
¿Qué es el oponerse sino el buscar el camino propio? ¿Por qué se dice que se trasgrede cuando en realidad se pavimentan caminos alternativos? ¿Qué es el sentido común sino un puñado de ovejas balando tras el mismo cansado y derrotado pastor?

¿Por qué pensar distinto, sentir distinto, ser distinto es lo que se castiga? No me quiero alejar de la masa. Me empujan fuera de ella.
Basta que sólo una persona gire el rostro en la dirección contraria y familias enteras se desmenuzan. Un sólo pez nadando contra su corriente y debe ser eliminado por exógeno, por no mezclarse, a pesar de ser un pez más.

Si mirar más allá, si tener la mente expandida a horizontes nuevos, si abrir el tercer ojo, si sostenerte entre mis brazos, si dejar el odio de lado, si leer a tal o cual y opinar que sí y que no al mismo tiempo, si no escoger más bandos, si buscar el balance... es ser otro.

Pues, hola.
Soy el otro.