miércoles, 18 de marzo de 2009

teenage angst vol.2

Y aquí viene de nuevo.

Son como olas que chocan contra mi... es como lanzarse a una enormidad de mar desde un risco único.

Agua... todo lo que me rodea es el agua.
Caer, caer desde cientos de metros sin saber cuándo llegaré al tope. Cuando tocaré el suelo.
Dejo que la marea me envuelva, que cada poro se empape en la solución...

[Llega la Chío y el Jano, no se por qué pero huelen a jabón... alguien dice algo sobre una coca-cola zero.]

Es un resquicio que me quedó de la adolescencia. Adolescente, el que adolece, la Laura que escribía cada cinco renglones "me quiero morir", "Hundirme", "desaparecer", correr, arrancar, viajar, exhalarme... no ser.

¿He cambiado realmente? O ese polvoroso resquicio sigue latiendo y esparciéndose por el resto de la psiquis... tal vez si, tal vez no. Quizás, quizás.
¿Puede uno suprimir el pasado? ¿O no soy más que la suma de cientos de Lauras, de miles de Lauras que fui, que soy y que seré?
Soy la que me proyecto, la que fui y la que soy, pero cada segundo se desprende como la piel del tiempo y pasa al pasado-presente.
Presente: un regalo.

El adolescente que sufre de su presente... mi presente era la vida, mis ojos no eran más que lentes de sol, anteojeras que me impedían ver the big picture [y aquí no sé por qué me acuerdo de The Big Fish].
Me dan ganas de viajar al pasado y de abrazarme bien fuerte [si, que triste, lo se]. De golpear al Rodrigo por ser el peor amigo del planeta... aunque nadie sabe lo que hace, nadie nunca tiene la más mínima idea. Todos eramos jóvenes antes. Al menos más jóvenes que ahora.
Elucubraciones pseudo-conscientes... el adolescente...el que adolece... la niña que se quería morir... ¿que se quiere morir? ¿y por qué? ¿qué tiene de malo el pobrecito mundo?
La autodestrucción, el desgaste inexorable del pasar del tiempo. Ayer volví a sentirme con los pies hundidos en el cemento.
No, no tiene que ver contigo.
Es que ahora me siento con el puto handycap, la discapacidad a un nivel interno más profundo que lo negro de tu ojo. Es casi como si pensar me volviese grave y densa... idiota.
No importa. Mañana siempre existirá para arrepentirse del hoy. Aunque prefiero vivir en el no-tiempo.

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