miércoles, 21 de septiembre de 2016

¿Por qué cierras Facebook?

Cada vez que termino es la misma historia.

Yo cierro Facebook e, inmediatamente, las otras personas me preguntan que por qué no simplemente bloqueo a la susodicha en cuestión y hago desaparer su rostro del mapa.

Hay dos razones básicas:

- La primera es que soy pésima con la tecnología entonces yo se que, de una u otra forma, alguna foto de la susodicha por un amigo de terceros aparecerá en mi historial y ahí se me va a ir a la mierda la guata y me van a dar todos los turururus y volveré a caer en la depresión gótica. Ha pasado. Es real. No me lo discutan.

- La segunda es que me conozco el lado psycho-killer. Voy a meterme a su Facebook y si alguna otra maraca le da like a su foto y si salió con Fulano, Sultana o Menganito los voy a stalkear a ellos también y a sus amigos y a los amigos de sus amigos y así ad infinitum. Nuevamente: es real. Ha pasado. No es bonito ver cómo tu ex reconstruye su vida en menos de lo que canta un gallo.

Este blog es, de hecho, la única cosa que jamás he cerrado y que se ha mantenido constante y público a lo largo de la enorme hilera de maracas (sorry ladies, hoy no estoy de humor para andar con la reivindicación antisexista y el feminismo me lo voy a meter por la raja por un segundo) que me han destrozado el corazón.

¿Que yo tampoco huelo a rosas e igual he hecho mi parte de destrucción? Obviamente. Pero este no es un espacio para el perdón. Ahora esto es un campo de batalla entre todas las emociones que se me atropellan por segundo: el estrés de las clases, la cantidad de pega, el idioma nuevo, la pobreza material, los amigos nuevos que se forman de a poquito, la falta de sexo, la mala comida, la ausencia de la alemana, la ausencia de la alemana, la ausencia de la alemana... Alemana culiá...

La alemana no tiene idea de que este blog existe, por eso la puteo así (por eso y porque estoy enojada y porque se que tiene razón pero pa' qué aceptarlo todavía: tengo que pasar la fase de ira). Y si lo tuviese probablemente le daría una paja monumental traducir todo esto. Pueh mejor pa' mí. Tengo pseudo-privacidá en este ciberespacio lleno de telarañas, que yo misma mantengo con la negligencia más absoluta porque, enfrentémoslo, cuando estoy feliz o tranquila escribo bien re-poco.

En fin, que por eso no abro Facebook, porque tampoco me quieren ahí. Créanme. Soy una bola de odio, una estrella luminosa que explota y bota la mierda con manguera porque está chata de toda la situación, chata de sentirse triste, chata de haberse enganchado de una weá que es que era oooooobvio que iba a fallar por la rechuchadesumadre. Pero no, ahí iba yo, la hueona porfiá, porque Tauro pos.

Ya, si le doy color mala cueva. No lean esta hueá. Lo hago más que nada porque a veces pierdo los diarios (otra vez: es real, ha pasado, no me discuta) y porque puta, ya corten el hueveo pos. Si una no es de cristal pero tampoco es de fierro. ¿Hasta cuando me van a andar haciendo creer que sí me quieren si después me tiran al río cual bolsa de gatitos?

¿Sabíh que máh? No estoy pal hueveo de nadie. Ni pa' preguntas hueonas tampoco.
Cierro Facebook porque puedo, que pa' algo soy mía.

Yashao.

martes, 6 de septiembre de 2016

Las Dos Vi[d]as

Viajo en un triángulo. Como la pelota de una máquina de pinball, voy rebotando en las esquinas y me muevo de pedazo de continente en pedazo de continente.

Mastico palabras que no son las mías. Me atoro en consonantes que no me suenan a casa. Pero las escupo con una sonrisa, porque mentiría si dijese que no las amo también... que no son parte de mi.

Esta tierra ajena que se mete bajo mis uñas, va a ser mía luego luego, ya verán.
No vine a quedarme de brazos cruzados. No vine a colgarme el delantal de nana (al menos no el metafórico). No vine a llorar en las esquinas. No vine a rogar amor ni a pedir con pestañeos bonitos que me traten como la seda.

Ya me até los guantes de box con los dientes. Ya te estoy esperando en el ring, vida culiá. Ven y tírame todo encima y, como siempre, seguiré escuchándote decir strike three en el fondo.

Yo me muevo sobre las piedras del río, como el agüita que fluye y te hace sentir una sed de chapuzones con todo este calor del verano. Yo desaparezco entre la masa de inmigrantes que se baja del bus, entre la retahíla de mochilas que cruza el Cedar Rojo, nombre que tal vez significó en indio "Oye, está bien bueno esto para mojarse las patitas, ¿hagamos kayak?"

Supersízame esto pos, vida culiá. Quítame el nombre, que acá ya lo gorgojean distinto los pajaritos rubios. Quítame la plata, que ya estoy endeudada hasta el cogote. Quítame la salud, que ya se me rebalsan los rollos del pantalón. Quítame a la Alemana, que ya se empezó a trizar el espejo...
Hazme comer mierda y sabrá a gloria. Deja que se me rompa el cuerpo y entonces entrará más luz en él, y tal vez de esta costilla un brote sabrá crecer y volveré a salir de nuevo. ¿No has aprendido nada ya?

Mala yerba nunca muere. Y yo jamás moriré. Porque soy más mala, mucho más mala que tú.