martes, 6 de septiembre de 2016

Las Dos Vi[d]as

Viajo en un triángulo. Como la pelota de una máquina de pinball, voy rebotando en las esquinas y me muevo de pedazo de continente en pedazo de continente.

Mastico palabras que no son las mías. Me atoro en consonantes que no me suenan a casa. Pero las escupo con una sonrisa, porque mentiría si dijese que no las amo también... que no son parte de mi.

Esta tierra ajena que se mete bajo mis uñas, va a ser mía luego luego, ya verán.
No vine a quedarme de brazos cruzados. No vine a colgarme el delantal de nana (al menos no el metafórico). No vine a llorar en las esquinas. No vine a rogar amor ni a pedir con pestañeos bonitos que me traten como la seda.

Ya me até los guantes de box con los dientes. Ya te estoy esperando en el ring, vida culiá. Ven y tírame todo encima y, como siempre, seguiré escuchándote decir strike three en el fondo.

Yo me muevo sobre las piedras del río, como el agüita que fluye y te hace sentir una sed de chapuzones con todo este calor del verano. Yo desaparezco entre la masa de inmigrantes que se baja del bus, entre la retahíla de mochilas que cruza el Cedar Rojo, nombre que tal vez significó en indio "Oye, está bien bueno esto para mojarse las patitas, ¿hagamos kayak?"

Supersízame esto pos, vida culiá. Quítame el nombre, que acá ya lo gorgojean distinto los pajaritos rubios. Quítame la plata, que ya estoy endeudada hasta el cogote. Quítame la salud, que ya se me rebalsan los rollos del pantalón. Quítame a la Alemana, que ya se empezó a trizar el espejo...
Hazme comer mierda y sabrá a gloria. Deja que se me rompa el cuerpo y entonces entrará más luz en él, y tal vez de esta costilla un brote sabrá crecer y volveré a salir de nuevo. ¿No has aprendido nada ya?

Mala yerba nunca muere. Y yo jamás moriré. Porque soy más mala, mucho más mala que tú.

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