martes, 14 de mayo de 2013

reflexiones

El derecho de toda mujer de disponer de su propio cuerpo.
De ser suya antes de pertenecerle a nadie más.

Yo no nací para estar en display, ni para ser costilla de ningún otro cuerpo. Yo nací para mí primero y para el mundo después. ¿Tan criminal es mi deseo de poder decir "no"?

Negar los besos, o inclusive postergarlos (y mejor ni hablar del sexo) es un crimen, una falta de amor, repulsión aparente por el otro... ¿lo es? Si te entregas, ¿tienes que entregarte siempre que el otro así lo decida? ¿Y el otro tiene que entregarse sólo porque uno así lo quiera/necesite?

De mis relaciones anteriores aprendí a no convertirme en pilar, en único sostenedor de mundo ajenos. Pero en una comunidad como "la nuestra" (homosexual, por si no le queda claro) los pilares se hacen escasos y la pareja se vuelve poco a poco un suplemento más que un complemento. Deja de ser pareja (quien te acompaña) para volverse pieza sin la cual el engranaje está imposibilitado, por angas y por mangas, de funcionar.

Esto puede sonar confuso, ¿para qué emparejarse entonces, si somos todos máquinas solitarias y autosuficientes? Pues por amor. La respuesta es simple, al menos para mí. Nos unimos por amor, no por necesidad...
Yo soy un ser incompleto, carente y deficiente, pero al final me acepto tal cual (aunque siempre me cuesta) y no quiero que una pareja me "arregle" ni "rellene" en mí lo que me falta. Soy maravillosa como Dios me hizo-o cualquier deidad cósmica de su elección, para mí no hay mucha diferencia- y nadie me convencerá de lo contrario, porque entonces para qué venir al mundo.

Y si no necesito parejas suplementarias, sino complementarias, entonces ¿dónde está el crimen en decidir que hacer con el propio cuerpo? ¿Para qué forzarlo sólo porque el otro quiere? Es fácil entender que el otro vea rechazo en la selección de momentos, pero para mí al menos va más allá de eso: va en una sincronía que, reconozco, es difícil de lograr.
No es que al rechazar o esquivar los labios estés rechazando el amor que esa otra persona te profesa, sugiriendo que lo desprecias y que no quieres estar cerca suyo, para nada, sino más bien puedes estar diciendo "por favor espérame un poco que estoy pensando en algo X que me distrae" o "me incomoda besarte aquí porque X razón"... ¿y eso es horroroso?

Yo no soy relajada con mi cuerpo (newsflash) y cuando me pillan volando bajo subo la armadura con una velocidad de milisegundos. Soy así. ¿Intento no ser así? Pues claro, pero a la larga tengo mis momentos de voladura mental en la que estoy concentrada en un libro X o en un trabajo X y, sin intención de herir al otro, puedo llegar a hacerlo al colocar mis escudos.
Si Ud. me conoce lo sabe y debe ser paciente, sobre todo si me he empeñado en modificar conductas y especialmente si me he dedicado (al igual que Ud. lo hace) a demostrarle mi afecto a través de diversas demostraciones del mismo.

¿Vale la pena entonces imponer momentos, imponer horarios? ¿Es más culpable el que se enoja ante una negativa que quien se defiende de gigantes que son realmente molinos? Ojalá la sincronía de los cuerpos se generar con facilidad, hay cosas que requieren más observación y paciencia.

Paciencia sobre todo.