sábado, 29 de junio de 2013

No se si son los remanentes alcohólicos de anoche (aunque bebí muy poco). No se si es que la distancia me está empezando a pasar la cuenta...
No se si es el dolor de estómago que no me abandona desde que te fuiste.
No se si es simplemente estar cansada de las picadas de zancudos, abeja y pulgas. Y de dormir en una cama que no es la nuestra. Y de estar con gente que no es la mía... y a lo mejor resulta que no soy tan camaleónica como orgullosamente me proclamé.
A lo mejor hasta aquí llego mi adaptabilidad. Hasta aquí llegaron mis superpoderes.
Hoy me siento abatida, tirada en el piso por ninguna razón en particular y por todas... aguantando un mes los lagrimones cada vez que me sentía sola o en problemas.

Y veo un correo tuyo que dice "Tú eres fuerte". Casi como si me leyeras el pensamiento... y el shuffle me tira Goodnight and go de Imogen Heap...
Why do yoy have to be so cute?
Abro el email y siento la armadura volver a rearmarse sobre mis hombros. Y mi espada imaginaria empuñarse en mi mano real. Y volver a la carrera porque mi Dulcinea así me lo pide. Aunque a ella también le duela.
No, no es lo que esperaba.... es mucho, mucho mejor contigo.

jueves, 27 de junio de 2013

Es indudable

que aunque quieras escapar, y viajes hasta el fin del mundo, jamás podrás escapar ni de ti mismo ni de tus problemas...

miércoles, 19 de junio de 2013

Bitácora del Capitán

Esta frío para ser el trópico. Los caribes ya se comieron todo mi cerebro y ahora soy un zombie insomne. 
No se si tendré trabajo.
No se para qué sirvo... sólo escribo y tipeo y pienso y repienso cosas que alguien dejó tiradas en un álbum sucio.
En nueve álbumes sucios.
Mi norte se me fue y es mi culpa; es mi culpa que no esté conmigo.
Te extraño Norte.
Te extraño tanto...

Bitácora del Capitán:

Una fría madrugada de junio se dio cuenta de que la pena la estaba empezando a agarrar, y salió corriendo hacia el Sur cuando debería haberse dirigido hacia el Norte, pero no podía ver porque las lágrimas se le estaban agolpando en los ojos. Y la brújula del brazo le giraba en todas partes, retorciéndose hacia dentro, estirándose hacia fuera, en estertores que le hacían arder la piel.
Pensó que el chico de la biblioteca tal vez le había contagiado los mocos porque él estornudaba tras ella.
Pensó en que ya no le gustan los chicos. Ya no quiere a nadie. Sólo a Norte.
Norte, Norte, ¿me escuchas?
La pena la iba agarrando de los pelos, y ella dale que dale corriendo al Sur. Torpe brújula atontada de tanto campo magnético.
Ay Norte si pudiera ver tu estrella, si pudiera lanzarme al mar y nadar de vuelta hacia ti, si se pudiera vivir dentro de una persona, si se pudiera vivir de amor...
La pena la persiguió, pero zigzagueó para perderla entre los árboles de la finca, el dolor fue peor que una picada de abeja. La pena se aburrió de cortejarla. Ella nunca quiso a nadie más que a Norte. 
Nunca pudo querer a nadie más que a Norte.
Norte, Norte, ¿me escuchas? Norte, Norte, yo estoy latiendo tan lejos y tan cerca de ti. Te mandaré mil fotografías para que en vez de pupilas me lleves a mí en tus ojos.

Los caribes del Caribe se comieron al Capitán.