jueves, 28 de abril de 2016

El pasado

Me puedo ir a Alemania y ahí moverme entre Bonn, Colonia y demás.

Me puedo ir a Estados Unidos e intentar cruzar a nado el lago Michigan hasta llegar a Canadá.

Me puedo hacer bolita en el sillón de mi papá en Arica.

Me puedo esconder debajo del plumón de la tía en Santiago.

Pero donde sea que vaya, no logro escapar de mi misma ni de mi personalidad de mierda.

Los dioses sí nos hicieron con un botón de autodestrucción: se llama cerebro.

Laura, deja de pensar por la chucha.