domingo, 18 de octubre de 2015

Random

Estoy escribiendo desde tu computador. Es domingo, último día para sacar la mayor cantidad posible de cosas del departamento. Estoy sentada en mi lado de lo que solía ser nuestra cama y, aunque parezca raro no estoy llorando, principalmente porque siento que ya no quedan lágrimas. Maco duerme en la cama chica de la pieza de al lado. Me siento extraña, extrañísima.

Cada célula de mi cuerpo quiere estar contigo, porque es adicta a ti. Cada curva de mis huellas digitales hiede a anhelo por marcar tus números en el teléfono: me se tu vida de memoria, temo hacer algo idiota si estoy ebria así que no he bebido desde el fatídico martes 13. El alcohol no es buena idea en estas circunstancias.

Mirena tiene miedo de que los perros dañen su casa, y el precio del arriendo se le mantiene bajísimo al parecer, con la única condición de que todo se mantenga spotless. Tendré que retractarme del proyecto de ser dogsitter, lo siento :C no es mi casa y no tengo dinero para arrendar una propia por ahora. ¿Me perdonas?

Maco llega a buscarme para tomar desayuno. Yo quiero seguir escribiendo. Decirte tantas cosas, contarte que he releído viejos posts, tuyos y míos, y que la gráfica en realidad indicaba una sensación de vacío por parte de ambas. Yo no quiero ser una papa en el sofá toda la vida. Yo quiero viajar, reír, enamorarme, crecer, estudiar, aprender... yo quería hacer todo eso contigo. ¿Por qué no se puede? [Sigo sin llorar, estoy calmada, pero triste]

Creo que nunca había experimentado tantas emociones tan distintas todas juntas en un lapso tan pequeño de tiempo. Entiendo por qué pasó lo que pasó, o al menos creo que puedo entender las razones. Entiendo que no volveremos a estar juntas, no quiero exponerme de nuevo al rechazo ni ponerte en la complicada situación de tener que rechazarme. Entiendo que no me voy a morir de esto. Entiendo que tú no morirás de esto. Entiendo que no puedo obligar a nadie a estar conmigo. Entiendo lo que tú quieres de la vida: movimiento, fiestas, pasión, (al menos eso creo que es). La explosión, los fuegos artificiales, volver a sentir estampidas de mariposas en el estómago. Yo también quiero todo eso.

¿Dónde me eché a perder, entonces? ¿Dónde lo pudrí todo? ¿Por qué dejo morir mis relaciones? ¿De qué tengo miedo?

Pedí hora al psicólogo. Tengo más preguntas que respuestas.

El Lunes me pisa el teclado y pone su cara en la pantalla. La Maco me dice "ya negra...es hora".

Ahora terminaré de sacar todas las cosas posibles. Que el corte sea limpio, sano. Que sanemos tú y yo.
Espero de verdad que sanemos tú y yo, que tengamos amor, viajes, locuras, historias y, tal vez, que un día podamos compartirlas como en los viejos tiempos, Cerebro.


No hay comentarios: