jueves, 18 de diciembre de 2008

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Hoy soy un puto grifo.
No he parado de expulsar líquidos en todas las formas y colores de mi cuerpo.

Léase: me llegó la regla, ergo, ando emocional y lloro como una nena desde hace más de media hora.

Por supuesto el reproductor de winamp está puesto con todas las melodías anglosajonas más mamonas y lacrimógenas posibles, cosa de que el flujo no cese.

Hay días en los que uno se mira al espejo y no se encuentra asqueroso en el exterior, sin embargo sabes que tienes un no se qué, como una suerte de aura que augura la nubecita de mierda que llueve sobre tí todo el día.

La mañana asquerosa, la tarde maravillosa, la noche asquerosa nuevamente... ¡No entiendo por qué no puedo conversar con nadie que no sea yo misma en estos momentos! Si supieran cuánto me odio ahora, sin razón ni motivo particular alguno.

Eso que dije más arriba es mentira, ¿cómo que sin razón?
Me odio, me doy asco: porque soy débil, porque lloro de lo que hay que reírse, porque dejo que todo me afecte, porque todos tienen razón y no vale la pena sentir tanto si al final... todo se puede ir al demonio.

¡Me odio! ¡me detesto! ¡soy el ser más rastrero del planeta! No, no te he cagado... pero es precisamente eso lo que me tiene hasta los ovarios, siento que no te merezco. Porque jamás hago nada... excepto amarte. Y me parece poco comparado con todo lo que haces por nosotras.
Tú aportas montañas y yo granitos de arena...

Es como la historia de mi vida. Ser patética.
LLorando en el rincón y sonándose los mocos con la manga del chaleco. ¡Odio llorar y al parecer es todo lo que hago!

¡Quiero coserme los párpados! ¡Alguien enséñeme a bloquear los lacrimales!

Nada. Soy como un puto río... ni siquiera soy capaz de dejar de llorar.

Berrinches emocionales le dije a la Chío...
Berrinche hormonal al parecer es éste, aunque no por eso menos serio.

Me voy a la mierda y vuelvo en un rato.

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