viernes, 11 de febrero de 2011

Autorretrato

when there's nothing left to burn you have to set yourself on fire...

Un plato sucio en el velador.
Tres colillas en un plato metálico que usa de cenicero.
Un montón de libros apilados en su cómoda y otro tanto en su escritorio.
Cree en el "poder de la música" y en que en la vida hay momentos kodak a los que les llora un poco de música de fondo.
Colapsa cuando habla con más de cuatro personas a la vez por msn.
Se pone roja cuando le da vergüenza.
Tartamudea cuando tiene que preguntarle alguna cosa a algún extraño.
Se siente gorda a pesar de que pesa los mismos 56 kilos hace ya varios meses.
Cuando le llega la regla se siente incómoda, hinchada y voluble. Por eso tiene cambios de ánimo inexplicables y sueña con cosas raras.
No le gusta hablar ni de su mamá ni de su papá, porque siempre le entran las ganas de llorar.
Cree en el "poder de la palabra", y algún día quiere ser escritora de una historia de esas que te dejan con ganas de escribir al terminar de leerla. De esos relatos monumentales con violín de fondo que mueven dedos y los apuran a tomar papel y lápiz.
Tiene mala memoria y un apetito voraz por los lácteos.
No usa reloj pero antes lo usaba en la mano derecha, donde ahora una rosa de los vientos desteñida está tatuada.
Una vez se escribió dieciséis veces un nombre en el brazo para no olvidarlo.
Cree que le corre tinta por las venas en vez de sangre, y se imagina siempre siendo la protagonista de una película de cine arte.
Cuando se enoja puede imaginarse a la gente explotando (como en Ally McBeal) y su nuevo territorio mental zen es el Polo Sur, un desierto blanco de puro silencio.
Tenía crisis de pánico.
Va a terapia.
Reza cuando tiene miedo (sí, así de hipócrita).
Hace pactos con el aire y le cuenta secretos al viento para que se los lleve a los oídos de las personas que quiere que se entere sin que les diga directamente.
Habla sola, más que nada en el baño, donde también lee bastante.
Tiene el corazón más enredado que madeja de gato... de esas con las que juegan, se entiende.
Habla raro, usa palabras viejas, le salen espinillas en los peores lugares y en los peores momentos.
Se cae como si aún estuviese en la edad del pavo.
No sabe bailar.
A pesar de exteriorizar muchas cosas, se guarda muchas otras y espera que el tiempo pase y se las lleve.
Se sabe todas las canciones de las películas de Walt Disney (a excepción de La Sirenita), le gustan los duetos cursis a lo Glee y otros.
Cree en que existe una persona en el mundo que la va a completar y de la cual se va a enamorar perdidamente, con la que va a envejecer y que va a aceptarla just the way she is.
Siempre, siempre, siempre va a equivocarse.
Canta fuerte en su habitación mientra toca la guitarra. No puede hacer aseo sin música, tampoco cocinar, ni ducharse.
Su hermana es el único ser con el que podría vivir sola (al menos por ahora).
Le gustan las mujeres. Le gustaban los hombres y al parecer intentará volver una vez más a esas andanzas... no lo sabe.
No sabe nada.
Sólo sabe cosas de literatura. Quiere ser buena, la mejor, en ese ámbito.
Tiene baja el autoestima y por eso me pidió que le escribiera esto.
A veces es bipolar, o sufre de personalidad múltiple. No sabe perder.
Cuando se entusiasma, se hiperventila. Los vellos del cuerpo se le erizan cuando está nerviosa o exitada y el corazón le late tan fuerte que puedes verle la vena del cuello moviéndose al compás.
Aprendió a manejar en septiembre y aún no se acostumbra a la hostilidad velocirraptora de los otros conductores.
No entiende cómo aprendió a hablar y a escribir inglés, pero le encanta hablarlo.
Se compara mucho con el resto y también le importa demasiado lo que otros dicen de ella... aunque finalmente siempre se libera y termina mandándolos a todos al carajo.
Es testaruda, fiel y persistente. Es inteligente y tiene linda sonrisa.

Y se escribe autorretratos por puro gusto.

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