jueves, 25 de noviembre de 2010

Biblioteca

Tiene un aro en la fosa nasal izquierda. Un fino reloj de pulsera en la mano izquierda. Se tomó casi toda una botella de jugo Watt's de manzana, su mp3 es de color rosado con negro y tiene en su cabello rizado y corto una trenza de hilo con plumas al final. Resopla, cabecea, se refriega los ojos, sabe que la prueba es mañana y que le queda un montón de textos por leer aún. Pero el sueño puede más, le cierra los párpados, le dice que su libro de Introducción a la teoría de Sistemas puede esperar porque ahora lo que necesita es un colchón y un montón de almohadas que babear.
No, se rehúsa. Apoya la cabeza en el brazo derecho empuñado y aunque este se resiste y cae y la hace ver como que está asintiendo a cada momento no cede. No puede dormirse, no ahora. Le da vergüenza, sabe que va a babear las hojas, pero el sueño es más fuerte, la tira. La tinta la tira hacia la mesa, hacia el sueño, hacia el REM inevitable.
Me mira escribir de reojo, la miro de reojo de vuelta para que no sepa que la estoy describiendo, que la vi limpiarse las comisuras de la boca que tenían saliva empozada. La miro como diciéndole "Es normal, si es fin de año y estamos todos estresados e idiotas. ¿Qué más da?"
Se le vuelven a cerrar los ojos, el brazo vuelve a oponer resistencia al peso de la cabeza mareada.

Se cruza de brazos, resopla de nuevo y cae.
Está dormida.

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