martes, 5 de agosto de 2008

show

Cuando las bocas dicen no los labios se cierran en un círculo, uno casi cerrado, en realidad ni tanto... puedes ver los dientes si eres realmente un observador rápido.
No alcancé a ver tus dientes, pero cuando me dijiste "No" pude imaginármelos, esos dientes simétricos, de comercial de dentrífico. Tus labios formaban un círculo.
Es tan raro, primero te escuchaba reír con gusto y ahora tenía que ver tu semblante muy serio, las cejas muy juntas, el ceño fruncido, los ojos secos y la mirada de acero, y escuchar a aquellas ondas transportadas a través del espacio que llegaban a mis oídos y que mi cerebro procesaba como un "No".
No me gustan los monosílabos, son cortos, tajantes, imagínate, si no me gustan los monosílabos mucho menos me gustan los monosílabos negativos...

Cuando yo era chica mi primera palabra fue "no", si no me creen pregúntele a mi papá, me preguntaban las cosas típicas, "¿Cómo se llama?" y yo respondía con un sonoro ¡No!
Pero nunca pensé realmente su significado, nunca medí su peso, el peso monosilabico de la enfática negativa, y eso no es todo, no señor, además de haberme dicho "no" dijiste otras cosas seguidas, claro que tu rostro no varió mucho de una cosa a la otra. Me dijiste "No quiero". No querías, claro, comprensible, eres un ser pensante que se manda a si mismo, ¿no cree Ud. que se manda a si mismo? Vaya, que lástima, no me imagino a alguien yendo al baño por mí, leyendo mis libros y contestando mis pruebas, si alguien más tomara mi lugar eso implica que yo ya no soy yo... ¿o no?
Me fui por los rieles... me dijiste "No quiero", una negativa acompañada de un verbo de segunda conjugación, en presente indicativo, primera persona del singular. O sea dijiste "[Yo] no quiero", o sea, que no ibas a hacer o a ir o a comer o a pensar o a caminar o a... lo que sea, no lo harías.

Pero eso no es todo... los pensamientos se aclaran como el té cuando le echas más agua de la cuenta. Dijiste "No quiero perderte." ¿Perderme? ¡Cómo si fuera yo un objeto! No me pierdo, no tengo alzheimer así que por el momento recuerdo bien quién soy (siempre el temita de la identidad subyacente), y si me pierdo nunca es voluntario, me puedo confundir, claro está, entre una calle y otra, todas las calles son parecidas, al igual que todas las caras, todas con ojos bocas y narices, ¿no cree Ud. que es ridículo distinguirle entre tanta masa igualitaria? No, no me perderé, eso está seguro - a menos, como dije ya, que me de alzheimer o las calles sean similares - no creo perderme, pero... ¿sabe? Nunca fui de nadie... ¿cómo me iba a perder? Nunca me sentí "poseída", ¿cómo iba Ud. a retenerme?
El progreso sin fin... el inevitable progreso sin fin.
No, jamás me perderá, pero acepte que jamás me tuvo...

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