sábado, 5 de noviembre de 2016

Rápida lentitud

El tiempo es subjetivo.

Recuerdo vivir en Santiago y sentir que los meses se me hacían eternos, sumida en lo que entonces no sabía era algo muy similar a una depresión: del trabajo a la casa, de la casa al parque, del parque al sillón, del sillón a la cama, de la cama al trabajo. Levántese y repita.

No me malinterpreten, un poquito de rutina no le hace mal a nadie. Ahora mismo estoy agradeciendo la paz invernal que se cuela por las esquinas de mi departamento alfombrado. Pero el otro día me sorprendí a mi misma, mientras mi trasero estaba posado sobre el sillón azul de la consulta y Evan Good (sí, tengo un psicólogo cuyo apellido es Bueno, literalmente) me miraba del otro lado, diciendo:

- Supongo que con Janina no funcionó porque ella ya le escribió el final a la historia. No llevábamos juntas ni un año y ella ya me había echado el lazo encima, diciendo que quería casarse conmigo cuando yo saliera del doctorado. Eso significa entonces que tenía que conseguir trabajo en Alemania sí o sí y no se... no es que me molestara esa idea, sino la noción de que ya todo estaba arreglado. No había sorpresas.

Y ahora llegó Debbie.

Debbie salió de Tinder. Debbie y yo nos hemos escrito todos los días hace un mes y 3 días, para ser exactos. No se por qué me gusta tanto. Objetivamente hablando, sus atractivos tienen un balance perfecto entre lo físico y lo intelectual que hicieron que, por primera vez en muchos años, nuestra primera interacción (if you know what I mean) fuese sin una gota de alcohol por medio. Esto significa que no hay remordimiento de borracha a la mañana siguiente, que la confianza que me inspira y esa familiaridad mezclada con extrañeza me resulta realmente fascinante.

Hasta ahora, he sido brutalmente honesta con ella en la manera en la que lidio con mis sentimientos hacia ella y con el mundo. Para mi sorpresa, descubrí gratamente que muchas veces pensamos de la misma manera. También ayuda que sepa hablar español, así que hacemos mucho spanglish, y se sabe que a mí me toma el code switching.

Lo que más me molesta de Debbie es lo poco que me molesta. Lo que me encanta es que vive a una hora y estamos obligadas por la geografía a mantener la calma, la distancia, el tiempo y la separación saludable.

Evitar el drama lésbico, los chistes de U-Haul, aunque ya tenga acá ropa interior, libros y un cepillo de dientes.

Dios mío: ya tiene acá libros, ropa interior y un cepillo de dientes.

Oh lord... I am so screwed

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