Disculpe las molestias.
La amamos como podemos, como somos no más, con torpeza, con rudeza, con aweonamiento diríase inclusive.
Nunca he aprendido a callar, ni siquiera aquello que debe ser callado.
Hoy abrí la boca y me sangró y siento que salieron hilos dentales que intentaron amarrarte las manos.
Tu mirada es escéptica porque tú ya viviste ese panorama que a mí me aparece brumoso en la bola de cristal.
Sólo espero que nosotras no nos quedemos sin batería.
Una vez más, nada de esto tiene sentido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario