Necesito hablarles de mi amiga.
Es un imperativo. Ya se, ya se... no escribo hace mucho. Da igual, nadie más que ella lee esto. Por eso necesito contarte acerca de ti.
Hoy día me preguntaste que cómo me esperaba que fueras. La verdad, siempre fuiste un gran apoyo, una payasa, alguien que relevaba el peso del mundo de mis hombros con vodka o cerveza. Un lapsus siempre, grande a pesar de lo pequeña.
Cuando estaba triste, que son más veces de las que me gusta admitir, miraba una foto tuya mordiendo el borde de una copa de Cosmopolitan [te tuve que preguntar el nombre porque casi pongo Sexo en la Playa, y tú me dirás no porque que ese es azul o algo por el estilo]. Eras más delgada de lo que ya eres ahora. Y lo único que se ve en la fotografía son, en orden: ojos, naricilla y dientes mordiendo el borde de la copa. Un ratón cualquiera. Me acuerdo de esa foto y no puedo dejar de sonreír... de pensar que me levantabas el ánimo igualito como lo haces ahora.
No tenía muchas expectativas. Para serte honesta, yo soy amante del relativismo con todo en la vida: que si estoy postulando a un trabajo siempre digo que no se, que si estoy postulando a algún curso siempre digo que sea lo que sea, que si entregué un trabajo siempre espero lo peor o nada. Son parches, inútiles, pero parches al fin y al cabo. Y contigo también me los puse, a pesar de que no era necesario y terminaron siendo más estorbo que otra cosa.
Pero siempre eras mi amiga. Siempre fuiste mi amiga. Y aunque ahora tu función primordial es otra, mucho mejor para mi por cierto porque yo sigo sintiendo como que te estafo, mi amiga de dientecillos y naricilla mordiendo la copa siempre va a estar primero en mi corazón. Y no sabía cómo esa naricilla se iba a arrugar bajo la punta de mi dedo, ni tenía idea de por qué las cosas fluían mejor contigo que con mi novia de aquel entonces.
Son cosas de la vida, esos giros argumentales que no podemos perder de vista.
Necesitaba que leyeras esto, porque es un pequeño tributo a una parte de nuestras vidas que conservo con cariño. Algo que no está muerto sino más bien descansando, que se deja entrever cuando salimos a beber o cuando nos juntamos con Sol. Cuando hablamos de proyectos o cuando dices algo divertido en inglés, cuando nos podemos nerds y cuando nos ponemos "bitchy"... Cuando somos tú y yo viviendo juntas intentando ser tú y yo viviendo juntas.
Las expectativas, cualquiera que fuesen, han sido superadas con creces. Y por eso quiero darte las gracias.
Gracias totales.
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