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Este fin de semana tuve lo que muchas personas llamarían "colaCso". Fue como si alguien hubiese abierto mi nuca y arrancado todos los nervios de un tirón, mientras un ginecólogo me miraba con ojos exorbitantes y me mandaba a hacer pruebas que involucraban beber litros de agua.
Todo pudo haber sido horrible, desesperante, angustiante... pero no lo fue, porque estabas tú conmigo.
Podría haber estado sola, tosiendo mis amígdalas, comiendo atún con atún y mayo, y contorsionándome bajo mis manos que sostuvieran mis toallas húmedas. Pero no estuve así, porque había una personilla ahí conmigo.
Podría haberme caído cuando el mundo me dio vueltas, y podría haberme quedado dormida en la tina, enfriándome al ritmo de la fiebre satánica que lo único que me provocaba era dolor, tiritones y sueño. Pero no me pasó nada, porque ¡oh sorpresa! tenía una Andrea ahí conmigo.

Sinceramente. No se qué estrella se reventó y te hizo para mi, pero todas las noches doy las gracias porque su curvatura y dirección vectorial le hayan permitido descansar tu cuerpo cerca del mío. Solo espero poder devolverte todo lo que me das algún día, y no me importa si viene con intereses.